Como hij@s, mirando cómo nos educaron nuestros padres, se suele decir “hicieron lo que pudieron”, y suelo añadir “con lo que tenían”. Porque antes no se ponía tanta atención ni había tanta información de cómo educar de forma más sana, con inteligencia emocional, etc.
Desde posiciones más exigentes, muchos lamentan que no dieran la talla como padres y es que, ciertamente, no hay un manual o un máster de padres perfectos. En muchos casos, funcionaban por sentido común, por lo aprendido de sus padres, etc. A pesar de las buenas intenciones, de que ellos todo lo hacían desde el amor a sus hijos ( “es por tu bien” ), lo cierto es que hicieron daño en su forma de educar, unos más otros menos, dando lugar a ciertos apegos disfuncionales que, ya como adultos, hay que aprender a gestionar para afrontar las dificultades de la vida de la forma más sana y equilibrada posible.
Sin embargo, esos hij@s adult@s, cuando lo comentan y tratan con sus padres esas infancias vividas (algunas más traumáticas que otras) , todavía esperan que de alguna forma pidan perdón... algo que no llega y quizás ya no llegará.
¿Por qué?
Asumir que se equivocaron es complicado para ellos porque les aparece el sentido de responsabilidad y culpabilidad por haber dañado y hecho sufrir a sus propios hijos.
En algunos casos, los padres son totalmente inconscientes de haber hecho las cosas mal, de que se equivocaron. Y aquí, el trabajo de los hijos es el de aceptación y del duelo por los padres que se esperaba tener y no se han tenido.
En ese afán de hacer las cosas lo mejor posible o de ser perfectos, muchos padres no se dan cuenta que ése no es el anhelo de sus hijos, que las expectativas de los hijos solo son sentirse queridos, válidos, suficientes, importantes para ellos.
Para romper el ciclo, empecemos a decir a nuestr@s hij@s cuando nos equivocamos, pidamos disculpas, digamos en voz alta aquellas cosas que sí sentimos en nuestro interior: “siento estar tanto tiempo fuera” “perdón por haberte gritado” “perdón por haber sido tan exigente”, “siento no haberte demostrado más lo que te quiero” , “lamento no haberte validado”, etc. Aunque haya pasado el tiempo…nunca es tarde para perdonar y, si es necesario, haciéndolo nosotros por ellos.